Daily Devotionals


Jonah Day Twelve | Week Four

By Pastor Yayo Espinosa

 
Jonah had gone out and sat down at a place east of the city. There he made himself a shelter, sat in its shade and waited to see what would happen to the city. Then the LORD God provided a leafy plant and made it grow up over Jonah to give shade for his head to ease his discomfort, and Jonah was very happy about the plant. But at dawn the next day God provided a worm, which chewed the plant so that it withered. When the sun rose, God provided a scorching east wind, and the sun blazed on Jonah’s head so that he grew faint. He wanted to die, and said, “It would be better for me to die than to live.” But God said to Jonah, “Is it right for you to be angry about the plant?” “It is,” he said. “And I’m so angry I wish I were dead.” But the LORD said, “You have been concerned about this plant, though you did not tend it or make it grow. It sprang up overnight and died overnight. And should I not have concern for the great city of Nineveh, in which there are more than a hundred and twenty thousand people who cannot tell their right hand from their left—and also many animals?” Jonah 4:5-11

Jonah enjoyed his own experience of God’s grace, but hated the idea of that same grace being distributed to his enemies. However, this passage shows us that God is faithful not only to save the lost but also to produce repentance in the lives of those He has called. Fear and pride drive Jonah to flee from God. He does not want to go to Nineveh to preach repentance to the people, as God has directed, since he considers them to be his adversaries, and he believes God will not carry out his threat to destroy the city. Instead, he boards a ship heading in the other way for Tarshish.

Despite witnessing God’s repeated deliverance, as well as the repentance of both the sailors and the Ninevites, the first recorded instance of Jonah rejoicing is over the shade given by the plant (4:6). God’s discipline is an attribute of His love. He does not discipline us without purpose. Rather, He means it to lead us into repentance for the sake of walking in intimacy with our Father. God cares for His children so much such that He is willing to disrupt our lives to turn us away from what will ultimately destroy us, just like He did with Jonah.

The book of Jonah ends with an unanswered question. Do we care more about our temporary comforts or the eternal needs of those who rub us the wrong way? One way or another, God, in His love, will interrupt our safe places to confront the areas of our lives that need renewal. Throughout this study, we have seen a number of ways in which the heart of God contrasts with that of humanity. And praise God for that. If it were left up to us, we would never dare extend mercy to our enemies. Yet, Jesus Christ stepped into this world, clothed Himself in our flesh, and laid down His life so that His enemies could be restored to a relationship with God by faith.

Reflection:

What obstacles keep you from loving others the way God has loved you? Possible answers may include:

  • Unforgiveness
  • Bitterness
  • Anger
  • Personal comfort

 
 

Jonás Día Doce | Semana Cuatro

 

Por El Pastor Yayo Espinosa

 
Jonás salió y acampó al este de la ciudad. Allí hizo una enramada y se sentó bajo su sombra para ver qué iba a suceder con la ciudad. Para aliviarlo de su malestar, Dios el SEÑOR dispuso una planta, la cual creció hasta cubrirle a Jonás la cabeza con su sombra. Jonás se alegró muchísimo por la planta. Pero al amanecer del día siguiente Dios dispuso que un gusano la hiriera, y la planta se marchitó. Al salir el sol, Dios dispuso un viento oriental abrasador. Además, el sol hería a Jonás en la cabeza, de modo que este desfallecía. Con deseos de morirse, exclamó: “¡Prefiero morir que seguir viviendo!” Pero Dios le dijo a Jonás: —¿Tienes razón de enfurecerte tanto por la planta? —¡Claro que la tengo! —le respondió—. ¡Me muero de rabia! El SEÑOR le dijo: —Tú te compadeces de una planta que, sin ningún esfuerzo de tu parte, creció en una noche y en la otra pereció. Y de Nínive, una gran ciudad donde hay más de ciento veinte mil personas que no distinguen su derecha de su izquierda, y tanto ganado, ¿no habría yo de compadecerme? Jonás 4:5-11

Jonás disfrutó de su propia experiencia de la gracia de Dios, pero odiaba la idea de que esa misma gracia se distribuyera a sus enemigos. Sin embargo, este pasaje nos muestra que Dios es fiel no solo para salvar a los perdidos, sino también para producir arrepentimiento en la vida de aquellos a quienes ha llamado. El miedo y el orgullo empujan a Jonás a huir de Dios. No quiere ir a Nínive a predicar el arrepentimiento al pueblo, como Dios lo ha mandado ya que los considera sus adversarios, y cree que Dios no cumplirá su amenaza de destruir la ciudad. En cambio, aborda un barco que se dirige en dirección contraria a Tarsis.

A pesar de ser testigo de la liberación repetida de Dios, así como del arrepentimiento tanto de los marineros como de los ninivitas, el primer caso registrado del regocijo de Jonás es por la sombra que da la planta (4:6). La disciplina de Dios es un atributo de su amor. Él no nos disciplina sin propósito. Más bien, Él quiere que nos lleve al arrepentimiento por el bien de caminar en intimidad con nuestro Padre. Dios se preocupa por sus hijos de tal manera que está dispuesto a perturbar nuestras vidas para alejarnos de lo que finalmente nos destruirá, tal como lo hizo con Jonás.

El libro de Jonás termina con una pregunta sin respuesta. ¿Nos preocupamos más por nuestras comodidades temporales o por las necesidades eternas de aquellos que nos molestan? De una forma u otra, Dios en Su amor interrumpirá nuestros lugares seguros para confrontar las áreas de nuestras vidas que necesitan renovación. A lo largo de este estudio, hemos visto varias formas en las que el corazón de Dios contrasta con el de la humanidad. Y alabado sea Dios por eso. Si dependiera de nosotros, nunca nos atreveríamos a extender la misericordia a nuestros enemigos. Sin embargo, Jesucristo entró en este mundo, se vistió de nuestra carne y entregó Su vida para que Sus enemigos pudieran restaurar una relación con Dios por fe.

Reflexión:

¿Qué obstáculos te impiden amar a los demás como Dios te ha amado? Las posibles respuestas pueden incluir:

  • falta de perdón
  • Amargura
  • Enojado
  • Comodidad personal